San Francisco y su sencillez contrastan con el universo del trading, que a menudo exige un control extremo sobre cada variable. Sin embargo, la invitación franciscana a la humildad, la confianza y el desapego puede encajar perfectamente en nuestro día a día, recordándonos que valemos más de lo que imaginamos y que existen valores superiores a lo material.
​¿Te animas a descubrir cómo este estilo de vida puede transformar tu relación con el dinero y la búsqueda de seguridad?

A primera vista, parecería que hablar de un hombre que eligió vivir con casi nada no tiene nada que ver con los desafíos de un trader moderno, pendiente de pantallas y gráficas todo el tiempo. Sin embargo, San Francisco —con su sencillez y confianza total en Dios— nos regala una mirada que puede traer paz a quienes se sienten presionados por la volatilidad de los mercados y la búsqueda incesante de “seguridad”.

Cualquiera que se haya adentrado en el trading sabe lo demandante que es:

San Francisco (sin entrar en datos históricos pesados) fue un joven que, en un momento crucial, se dio cuenta de que nada de lo que acumulaba le traía verdadera plenitud. Entonces decidió apostar por la sencillez y la plena confianza en un Dios que provee.

Jesús dejó una enseñanza que puede calmar la mente de cualquier inversionista (si deseas leerla completa, la encuentras en Mateo 6:25-34). En resumen, propone observar a las aves y a los lirios:

La idea no es desentenderse de la realidad, sino recordar que hay algo (o Alguien) más grande que nosotros cuidando los detalles. Cuando tu mente esté a punto de estallar por la incertidumbre financiera, piensa en estos ejemplos:La idea no es desentenderse de la realidad, sino recordar que hay algo (o Alguien) más grande que nosotros cuidando los detalles. Cuando tu mente esté a punto de estallar por la incertidumbre financiera, piensa en estos ejemplos:

La vida de San Francisco de Asís nos recuerda que, por encima de cualquier fluctuación, existe un amor que nos sostiene. Aplicar esta confianza a nuestro día a día no es un acto irracional, sino un arma poderosa para no perdernos en la sobrecarga de información y preocupaciones.

Quizás te resulte extraño que te hable de estas verdades, pero te he mencionado que quiero compartirte todo lo que me ha llevado hasta este punto en mi carrera, y no estaría siendo honesto si no te presento mi mayor tesoro: mi fe. Es la fuerza que me impulsa y el ancla que da sentido a cada paso que doy, tanto en lo personal como en lo profesional.

Espero que esta perspectiva te ayude a encontrar un equilibrio entre tus metas de inversión y tu bienestar interior. Me despido con un afectuoso saludo, deseándote abundancia en tus proyectos y, sobre todo, paz en tu corazón.

¡Hasta pronto!

Jere Masih

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